Reconquista

Capa
E. Gómez de la Puente, 1908 - 336 páginas
 

Índice

Outras edições - Ver tudo

Palavras e frases frequentes

Passagens conhecidas

Página 282 - ... verdad suprema; el que no se deslumhra con las pedrerías de los tronos y de las coronas y de los cetros; el que llora con el pueblo ya él se inclina piadosamente, y lo acompaña en las noches sin término de su ignorancia, y le promete vengarlo, reclamar en su nombre con la magia del verbo, con la gloria del color y con el hechizo del sonido, todas las grandes reparaciones, todos los inmensos desagravios que le son debidos. Yo amo el arte que sin menoscabo de su majestad, se simplifica para...
Página 281 - Yo amo el arte viril, sacerdote y apóstol; el que se consagra á consolar, cuando no atina á redimir; el que lucha por hacerse escuchar de los desheredados de este mundo; el que fustiga á los tiranos, á los sátrapas, á los caciques; el que se yergue ante los gobiernos poderosos, y como escudo invulnerable y magnífico, opone á sus rayos y á sus iras y á sus persecuciones, la suprema belleza y la verdad suprema; el que no se deslumbra con las pedrerías de los tronos y de las coronas y de...
Página 11 - ... frente a la beldad de la naturaleza; sus alegrías ante los amaneceres, sus mutismos contemplativos ante los vespertinos crepúsculos, sus predilecciones por el río, por los sitios agrestes, los claros de los bosques, las tempestades del otro lado de la cordillera que al sur limitaba su valle natal, o desencadenadas sobre los picachos y crestas de los mismísimos cerros, verdes de árboles, de zarzas y de grama, y azules de nubes, de lejanía y de altura; todas las palpitaciones iniciales del...
Página 23 - ... paseos, fragmentariamente, lo que en el dormitorio iluminado acontecía; algunos de sus muebles familiares, la vasta cama matrimonial, de bronce, en la que él había gozado y había engendrado, en la que Emilia había concebido y había muerto, de hoy más desierta por la esposa, desproporcionada a causa de sus anchuras para que una persona sola la ocupase, pues en su amplitud fabricáronla para el dormir de dos y el procrear de muchos, para el total acercamiento del amor sancionado y honesto,...
Página 25 - ... adoro y del que soy más celoso que de mi vida misma? ¿No me reconvienes por mis celos continuos, mis celos que no reconocen otra fuente que saber que eres bella y que por bella te codician los que con alguna insistencia te miran cuando al teatro te llevo, cuando cenamos en la fonda, cuando salimos a la calle? . . . ¿Cómo, entonces, puedes ni figurarte que yo ¡yo! había de desnudarte y de exhibirte?. . . Tu cara no saldrá, tonta, ¡por cualquier dinero la sacaba yo! Lo que quiero copiar...
Página 5 - ... según lo que se les amoldaban en los torsos encorvados y en las cabezas trémulas que en ellos se hincaban, para más sollozar, hundidas en su pluma. El estudio naufragaba en las sombras. Los cuadros inconclusos, sin marco, y los concluidos, con sus molduras de oro, fundían sus tonos, esfumábanse y perdían la precisión del dibujo y la dulzura acariciadora del color; dos o tres bronces, aquí y allí, sobre repisas y coronamientos de pupitres monacales, se desvanecían en su propia pátina...
Página 13 - ... destrucción, demolían, demolían a tontas ya locas, sin levantar nada serio en el lugar de las ruinas, sin preocuparse de los escombros que sin concierto amontonaban dondequiera, ni de las ilusiones, esperanzas y candores que hacían añicos, menos porque de veras creyeran en las atrocidades que aventaban a todos los rumbos sin curarse de resultados ni de ofrecer nada en cambio, que por no perder los codiciados y flacos sueldos de las cátedras! Nunca les oyó Salvador decir: «Creed en esto,...
Página 23 - ... siguieran a Refugio, que, con la luz en la una mano y en la otra el Crucifijo quedado de través en el catafalco, precedíalas. Pared de por medio con el estudio quedaba el dormitorio conyugal, en el que se detuvieron las chiquillas y la criada, dejando abierta la puerta. Salvador, que se puso a pasear a lo largo del estudio, veía, sin quererlo, y sin interrumpir sus paseos, fragmentariamente, lo que en el dormitorio iluminado acontecía; algunos de sus muebles familiares, la vasta cama matrimonial,...
Página 5 - ... golfo", viajes hacia atrás hablando solo, blandiendo la paleta y tiento, para mejor juzgar del efecto . . . ; el ancho diván que tenía presenciadas y sufridas, allá, en sus mocedades, hasta discretas y encantadoras entregas de la amante al marido, joven y fuerte, que las solicitaba con autoritario reclamo dulce de súplicas y besos que nadie oía de afuera, que se posarían en los cuadros, en las armas, en las curiosidades v en los tapices del cuarto de trabajo, de luz y de ensueño. Allí...
Página 25 - ... complacido, quedándose por mi complacencia dos cuadros ya bastante avanzados, sin terminar? . . . Míralos, ahí están, de cara a la pared, donde tú los pusiste "castigados" • . . ¿Te ríes, eh? . . . Además, y esto te lo digo bromas aparte, no se hace arte moral ni arte inmoral: se hace arte o se hacen mamarrachos, ¡sin aguas tibias! . . . Dame gusto, ¿qué te cuesta? ¿Qué te importa que yo te mire desnuda ¡sólo yo! si mía eres desnuda y vestida, por fuera y por dentro! . . . ¿Si...

Informação bibliográfica